A manera de homenaje a los dramas rancheros de la llamada Época de Oro del cine mexicano, así como a los guionistas españoles refugiados en México después de la Guerra Civil Española, e inspirada en Bodas de Sangre de Federico García Lorca, la Compañía "Teatro Súbito" creó esta puesta en escena.

 

 Es también un reconocimiento al espíritu mágico de los pueblos indios de México, a sus costumbres y leyendas, a su capacidad de entremezclar la evangelización española y sus ritos prehispánicos.

 

 La propuesta escénica de esta obra se basa en el teatro poético de las acciones y a la tradición de las máscaras mexicanas.

 

 De esta forma, retoma uno de los personajes-máscara oriundo de los pueblos de Morelos, como Tepoztlán y Tlayacapan; el chinelo, participante de las viejas danzas de moros y cristianos, incorporada al Nuevo Mundo por los españoles y reinventada por los indígenas mexicanos.

 

Dirigido a todo publico.